10 de febrero de 2009

La autoridad y tú

Muchas veces pareciera que no debemos obedecer cada ley de los gobiernos terrenales porque no son estrictamente bíblicas. Sin embargo, aunque las autoridades sobre nosotros no profesen públicamente una decisión por Jesús, la Biblia nos dice que tienen sus cargos por la voluntad de Dios:

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.

Romanos 13:1-2
(RV60)

En lo personal, considero que la mayoría de personas que ocupan un cargo público no merecen (desde un punto de vista humano) respeto o admiración. Por lo menos en El Salvador, siempre salen a relucir casos de funcionarios corruptos y que roban los fondos públicos o mantienen redes de narcotráfico. Sin embargo, como hijos de Dios buscamos sujetarnos  a las legislaciones de ellos, siempre y cuando estas no quebrante la ley bíblica.

Se me viene a la mente la ocasión en que los fariseos y herodianos buscaban tenderle una trampa a Jesús con la cuestión del impuesto. A los israelitas no les causaba ninguna gracia estar bajo el dominio de Roma, así que si Jesús decía que lo mejor era pagar el impuesto, parecería que apoyaba al imperio; y si decía que no debían pagar al impuesto, sus enemigos lo acusarían de revoltoso ante las autoridades. Sabiendo esto, la respuesta del Señor fue simple pero audaz:

"Dad al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios." Y se maravillaron de él.

Marcos 12:17
(RV60)

El gobierno de cada país impone responsabilidades a sus ciudadanos (como impuestos y demás). Nosotros debemos hacer lo posible por mantener la paz y evitar problemas con la ley. De esta forma obedecemos a Dios y lo glorificamos con nuestro buen testimonio. Este tema abarca más que sólo a los gobiernos estatales y locales; incluye también a nuestros padres, jefes, maestros y todo aquel que ejerce autoridad sobre nosotros. En resumen, obedecemos a los gobernantes no porque se lo merezcan, sino porque Dios lo manda. Deja tus comentarios y calificaciones. Gracias y buenas noches.

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